167.º aniversario de la Congregación de las Franciscanas Hijas de la Misericordia

A vosotras hermanas y a todas las personas que habéis asumido el carisma de la misericordia como propio y lo plasmáis en vuestro ser y quehacer: PAZ Y BIEN.

Como todos los años, cada 14 de septiembre, celebramos el entrañable inicio de nuestra congregación, al que este año se unen los 150 años de la muerte de nuestro fundador, D. Gabriel Mariano Ribas de Pina. Estos acontecimientos llegan para reforzar nuestro sentido de pertenencia, que reiteran la suma de un pasado que nos sostiene, un presente que permanece y un futuro por recrear.

La humildad franciscana, en la que siempre había vivido, sorteando honores y alabanzas, presidió en todo momento el ceremonial de su muerte. No gozó de grandes elogios fúnebres ni de grandes manifestaciones de dolor. Únicamente los pobres y los trabajadores le rindieron homenaje y le dedicaron su último adiós. Esta cita referida al ceremonial de la muerte del fundador elogia toda una vida llena de miradas hacia quienes estaban en situación de vulnerabilidad que debe sostener hoy nuestro ser y quehacer.

La humilde y mínima Congregación que había fundado- como le gustaba llamarla- conservó en el corazón de cada religiosa, pero sobre todo en el de su hermana fundadora que continuó su obra durante cinco años, el carisma que él encendió en ella para educar y asistir a los más humildes. Es hermoso mirar 167 años de historia, de vida compartida y entregada y pasar por el corazón lo vivido e ilusionarnos con lo que hoy logramos actualizando nuestras actividades en una misma misión.

En este aniversario, la mirada se prolonga especialmente hacia la celebración de nuestro próximo Capítulo General. Este tiempo tiene algo de conclusivo y mucho de reflexión sobre el futuro. Como dice el Papa Francisco, sumerjámonos desde ya en el espíritu del Evangelio, para recibir el dinamismo y coraje necesarios para afrontar este período con esperanza.

A quienes sentimos esta pertenencia a la congregación que nos motiva, nos congrega, nos cohesiona y nos envía quiero trasladaros mi más cordial felicitación, junto al deseo de que nuestros fundadores nos regalen muchos años más para seguir teniendo una mirada misericordiosa ante la realidad.

Un abrazo entrañable.

Alicia García Lázaro

Superiora general

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