Una palabra simple y sencilla que será el lema de este año y con la cual queremos empezar este nuevo curso escolar. Seguramente estamos tan acostumbrados a decirla y escucharla de manera automática que hemos perdido de vista su significado y qué es lo que representa.
Te invitamos a poner conciencia cuando la verbalices; que su pronunciación sea calmada, que seas capaz de mirar los ojos de la persona a quien la dirijas y que sea desde el corazón. Con esta actitud, desde la humildad, las palabras cogen fuerza, llegan de verdad y es así como, también, podemos llegar a redescubrir al otro. Te invitamos, además, a vivir en actitud de agradecimiento: por lo que eres, por lo que tienes y por todo lo que te rodea.
Son muchas las situaciones y los momentos vividos diariamente que nos permiten poder decir «gracias»: gracias por empezar un nuevo día, por tener una familia que nos quiere, unos/as compañeros/as con quién poder compartir momentos en la escuela, unos/as maestros/as que me escuchan, la persona que me vende el pan y la fruta cuando vamos a comprar o, simplemente, contemplando la maravilla de la naturaleza.
Hasta aquí quizás es muy fácil. Tenemos que aprender también a encontrar el agradecimiento en los momentos difíciles o cuando las cosas parece que no van a nuestro favor o no conseguimos aquel hito que nos habíamos marcado.
Finalmente, te invitamos a poner atención cuando sea el otro quien te diga «gracias», darte cuenta de cómo te llegan sus palabras.
Tres acciones: ESCUCHAR, VERBALIZAR y VIVIR la magia de la palabra «gracias». Cuanto más la uses y más te acompañe, más rápido encontrarás sus beneficios.