Las personas de Viviendas Supervisadas viven un verano con voz propia

Las personas residentes a las viviendas supervisadas
han sido las verdaderas protagonistas
de un verano que ha combinado
la aventura de descubrir nuevos lugares
con la satisfacción de las tareas cotidianas
que hacen de cada vivienda un auténtico hogar.

Salidas y excursiones:
oportunidades para crear el propio camino

En verano,
las personas de Viviendas Supervisadas
cuentan con más tiempo libre.
Eso significa que se multiplican
las oportunidades
de disfrutar del ocio
en buena compañía.

Excursiones a pueblos pintorescos,
chapuzones en piscinas
y días de playa
se han combinado
con propuestas más culturales
como asistir a conciertos
o no perderse los estrenos de cine.

Así, por ejemplo,
mientras unos cantaban a coro
las canciones más conocidas
de la banda «G5» en «Es Jardí»
otros reían a carcajadas
con las bromas de
«Padre no hay más que uno 5».

En definitiva, las personas de Viviendas Supervisadas
han podido disfrutar
de unas semanas inolvidables
en las que el ocio y la cultura
han permitido abrir nuevos horizontes
y descubrir nuevos mundos
a partir de la diversión.

Tiempo libre también en casa

No todo han sido salidas.
El verano también es buen momento
para aprovechar el tiempo
haciendo tareas del hogar
como cocinar platos más elaborados
o cuidar del huerto,
actividades tan relajantes
como gratificantes.

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